Un final made in Hollywood

Las cosas en Alfred ya se van acabando: ya no hay clases, la semana de exámenes ya ha pasado y la gente ya se ha ido (sino todos, la mayoría). Nos queda una semana bastante tranquilita. Pero bueno, vamos a lo interesante. La última vez mencioné algo de un peazo viaje que habíamos hecho en Thanksgiving. Bien, pues ¡aquí va!

La cosa empezó como de costumbre: coche alquilado hasta el aeropuerto de Buffalo. Pero, como ya es habitual, la empresa de alquiler de coches nos tenía una sorpresa preparada. Nosotros habíamos reservado el coche más barato, por lo tanto, el más pequeño. Imaginaos mi sorpresa al ver una pick up esperándome en la puerta de mi residencia. Habíamos bromeado varias veces con el tema de alquilar un cacharro de esos y, mira por donde, el 24 de noviembre a las 7 de la mañana íbamos de camino a Buffalo en uno de ellos y, lo mejor de todo, por el precio de uno pequeño.

Habíamos empezado el viaje bastante bien. Como ya habíamos ido un par de veces a Buffalo (sí, también llevábamos la ruta imprimida), no nos perdimos (¡por fin!) y llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra. Hacíamos dos vuelos hasta llegar a Los Ángeles. El primero fue hasta Detroit, donde teníamos un par de horitas, así que, nos tomamos un tentempié mientras veíamos el discurso de Thanksgiving de Obama (seguramente es como el del Rey en Nochebuena) pidiendo perdón por los pavos que se iban a comer, entre otras cosas.

Nuestro segundo vuelo, que duró unas 5 horas (nos cruzamos el país, na unos 3500 km) nos dejó en la capital mundial del cine. Nada más bajar del avión ya me encontré con recuerdos de tres años atrás: la terminal con esos asientos tan cómodos en los que pasamos unas cuantas horas; la tienda "I (L) LA" en la que compré souvenirs de última hora; el McDonald's...

Nos dispusimos a buscar el autobús que nos llevaba al metro, donde teníamos que hacer un par de trasbordos hasta llegar a las cercanías de nuestro hotel (lo teníamos to controlao). Y ¿dónde estaba nuestro hotel? ¡A un par de manzanas de Hollywood Boulevard! (Increíble, las cosas seguían saliéndonos bien.) Nos costó un poco encontrarlo, porque nos pusimos a andar en la dirección contraria, pero bueno, así vimos más estrellas. El hotel no estaba nada mal por el precio que habíamos pagado y por la situación, así que estábamos contentos. Y yo más aún, que tenía una cama doble ¡para mí sola!

Ya instalados, descansamos un poco y salimos a dar una vuelta por Hollywood Boulevard. Apenas se notaba que éramos guiris: cámara en mano y sin levantar la vista del suelo. Encontramos un sitio para cenar que nos pareció bien y paramos a llenar la tripa. De ahí, seguimos andando hasta llegar al Teatro Kodak y al Teatro Chino (más recuerdos). Sin embargo, no pasamos mucho tiempo por esa zona. Preferimos volver al hotel y descansar, ya haríamos la sesión de fotos en otro momento.

Al día siguiente, arrastré (casi literalmente) a mis dos compis a 1329 Carroll Avenue. (De camino vimos el Echo Park (que no es lo mismo que el ecoparc), muy bonito. (Fue una pena que no pudiéramos pasearnos por él). 

Lo había intentado tres años atrás, pero me quedé con las ganas. Esta vez no íba a ser así. Esta vez sí que vi, observé, cotilleé, admiré embobada... ¡la casa de Embrujadas! Todavía no me creo que pisara los mismos escalones que alguna vez pisaron Alyssa, Holly, Shannen, Rose, Brian, Julian... A lo mejor me paso, pero yo diría que, para mí, fue lo mejor del viaje.

Después de eso, nos fuimos a la zona del Staples Center, donde también está el Nokia Plaza, el Teatro Nokia y el Convention Center. Una pena que fuera Thanksgiving y que estuviera todo cerrado. Luego cogimos el metro hasta la zona del Civic Center. Ahí vimos el Walt Disney Concert Hall, la Opera House, más adelante estaba la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles (no sé por qué será tan famosa, con "lo poco bonita que es") y cerca se encontraba el ayuntamiento.

Tras estas visitas tan "culturales", nuestro próximo destino era Santa Mónica. Buscamos una parada de autobús con ese destino y nos pusimos a esperar. Nada, el 33 no quería pasar. Estuvimos esperando, a lo tonto a lo tonto, cerca de una hora. Al final nos dimos por vencidos y nos fuimos al metro. Pero, de camino nos paramos a ver un mapa y un hombre nos vio y nos indicó más o menos lo que teníamos que hacer para ir a la playa. Gracias a ese buen hombre dimos más vueltas que un tonto. 

Primero bus hacia Olympic; luego andamos hasta Grand; más tarde a esperar otro bus; no pasa; mientras tanto nos moríamos un poco de hambre... sin darnos cuenta acabamos en la zona del Staples. Nos rendimos y decidimos que las playas las veríamos el día siguiente. Así que nuestro objetivo ahora era comer algo. 

Donde estábamos en ese momento lo teníamos bastante mal (no había ni un McDonald's). Se me ocurrió, entonces, un sitio en el que podríamos comer: Olvera Street. Me acordé de que cuando estuve allí, había sitios para comer que no eran caros. Así que, cogimos el metro y volvimos al Civic Center (Si lleváis la cuenta, veréis que hicimos el mismo recorrido 4 veces, aunque por lugares distintos, eso sí). Finalmente, acabamos comiendo en un mejicano, en el que había, según ellos, horchata (bueno, mejor dicho, leche con hielo, canela y un toque de limón).

Como anochecía relativamente pronto (a las 6 ya era noche cerrada) fuimos a hacernos la foto con el famoso cartel de Hollywood. Tras andar casi media hora (no exagero), llegamos justo a tiempo para hacernos las fotos y que se hiciera de noche. ¡Misión cumplida! Después de un día agotador, volvimos al hotel a recargar un poco las pilas. Pero ahí no acabó la cosa. Hollywood Boulevaard nos esperaba. Nos la paseamos bien paseada. Visitamos los teatros (con subida y bajada por la escalera conocida gracias a la ceremonia de los Óscar incluída), hicimos mil fotos y nos fuimos a cenar. Era Thanksgiving, por lo tanto, no podía fallar el pavo en nuestro menú. Fuimos a un bar/pub/cosa bastante chula que tenía un menú especial del día. No fui capaz de acabármelo, pero qué bueno que estaba. Bien, cumplimos con la tradición (solo nos faltó la parte familiar). Después de eso, sí que sí, nos fuimos a dormir.

El día siguiente era el último en Los Ángeles, por lo que teníamos que aprovecharlo bien. Ahora sí que teníamos las rutas de autobuses apuntadas, para que no nos pasara lo del día anterior. Primera parada: Beverly Hills. Se nota muchísimo la diferencia entre los barrios donde la gente tiene dinero y donde no. De ahí, cruzamos la calle, acompañados por unos manifestantes en contra de usar las pieles de los animales para hacer ropa, y a andar por Rodeo Drive. Por si no lo sabéis, Rodeo Drive es esa calle llena de tiendas en las que no pone ni el precio de las cosas. Para que os hagáis una idea, si vendieran chicles, que no es precisamente lo que venden, valdrían lo mismo que un Sony Vaio (por poner un ejemplo). Por mucho que miráramos y fuéramos con los ojos de par en par, no vimos a ningún famoso de shopping. ¡Qué lástima!

Cuando ya tuvimos bastante de ver cosas caras, volvimos a la parada de bus con intención de ir a Santa Mónica (al final descartamos UCLA porque no nos daba tiempo). Por lo menos esta vez estábamos en la parada correcta. Aunque un conductor nos quería llevar a Salamanca (fijaos como pronuncian aquí, que de Santa Mónica entendíamos Salamanca). Tras un ratito en bus, por fin llegamos a la playa. Aquí vino mi segundo mejor momento del viaje. Esa playa... hacía tanto tiempo que quería ir (en realidad, volver).


Además, el tiempo acompañaba, si no fuera porque el agua estaba congelada, nos habríamos hasta bañado. Lo que no nos impidió el agua fue hacernos fotos a lo socorrista de la playa (había una socorrista en una caseta que nos dejó coger el salvavidas ese rojo... que maja). Luego, al pier, con su mini parque de atracciones y todo.

El siguiente lugar a visitar era Venice Beach, la playa famosa por sus canchas de baloncesto y su gimnasio al aire libre. Nos encontramos, como es normal en Venice, con un espectáculo callejero que nos entretuvo un poco. Después de dar una vuelta por la zona, comimos. Con la tripa llena fuimos a buscar el bus para ir al Staples Center, a ver si estaba abierto. Nos costó encontrarlo una media hora, porque estábamos andando por la calle paralela a la que pasaban. Menos mal que encontramos la cochera (anda que encontrarse con la cochera y no encontrar las paradas...) y ahí nos indicaron. Bueno, por lo menos ya estábamos en el bus, camino al Staples; iba bien la cosa. Iba bien hasta que pasada una hora aún nos quedaba la mitad del camino (¡LA es gigante!).

 Entonces empezamos a trazar un plan alternativo, porque teníamos planeado llegar al hotel a las 5, coger las maletas e irnos al aeropuerto (nuestro vuelo salía a las 8 aprox.). Eran las 5:30. La cosa estaba complicada, ya que solo teníamos un mapa de la ciudad con las paradas del metro, nos faltaban los autobuses. Al final conseguimos apañar algo. Bajamos del bus; corrimos; cogimos otro bus; bajamos; volvimos a correr; subimos al metro; hicimos varios trasbordos; al salir corrimos como locos, triple escalera incluida (eso nos mató) y esquivando gente por Hollywood Boulevard (ahora ya no mirábamos las estrellas del suelo). Llegamos al hotel, cogimos las maletas y otra vez a correr. A las 6:15 estábamos en la parada del metro. Vale, ahora ya no dependía de nosotros.

Al metro le costó llegar más de lo normal (o eso nos pareció a nosotros en ese momento). Hicimos el mismo recorrido que cuando vinimos, pero al revés. Cuando el metro iba lento despotricábamos al conductor; cuando iba rápido recobrábamos la esperanza. 6:40... ya estábamos pensando alternativas por si perdíamos el vuelo: alquilar un coche, coger un bus... Nos encontramos con un par de hombres en el metro (mu majos ellos) que nos animaron. 6:50, solo nos quedaba un metro y el bus. A las 7:05 estábamos en el bus (os recuerdo que nuestro vuelo salía a las 7:55). Nosotros, por si acaso, fuimos preparándonos para el control de seguridad: zapatillas desabrochadas, todo lo metálico a la mochila, etc. A las 7:25 llegamos al aeropuerto. ¿Qué pasaría? Eso os lo cuento en la próxima entrada, que esta ya es demasiado larga. ^^

Comentarios

Entradas populares de este blog

My Kind of Town

Porompompero