Life, Loss, Leaving
Hoy hace exactamente dos meses que volví a pisar suelo español. Creo que ya va siendo hora de que cuente el último capítulo de ese cuento al que todavía no sé qué nombre ponerle. El autobús salió de Alfred casi vacío, por lo que teníamos asiento doble para dormir. Pero esto no duró todo el viaje. Paramos en Binghamton (más o menos a mitad del camino) y tuvimos que cambiar de autobús. Este estaba llenito, tanto que casi nos quedamos sin sitio. Llegamos a Nueva York pasadas las 3 de la tarde. Cargados a más no poder salimos de Port Authority Bus Terminal. Ahí estábamos de nuevo, en medio de la ciudad que nunca duerme (o eso dicen). Viendo el panorama, decidimos coger un taxi que nos llevara al hotel (y menos mal que lo hicimos, porque si no aún me estaría quejando del pateo con las maletas). Esta vez estaba en la Calle 28 con la 5.ª Avenida, es decir, bastante bien situado (desde la esquina de nuestra calle, a un lado se veía el Flatiron y al otro el Empire State). Llegamos,