We're Off to Get the Visa*

En la entrada anterior comenté que una vez aceptada la beca, empezaba un proceso largo, complicado y, a veces, estresante. Pues sí, lo es. Yo intuía que no iba a ser tan fácil como aceptar, cobrar e irme, pero tampoco me imaginaba que iba a ser tan... tan... no se me ocurre una palabra para definirlo.

Al poco de aceptar hicieron una reunión informativa solo para los de América del Norte (los resultados de Erasmus aún no habían salido). En ella nos dieron algún que otro papel de la universidad de destino, conocimos a los compañeros que habían sido seleccionados para el mismo sitio y, si teníamos la suerte de que acudieran (no fue el caso de Alfred), hablábamos con estudiantes que ya habían vivido lo que nos tocaba a nosotros ahora.

De esa reunión ya salimos con faena y algo estresados. En una semana teníamos que presentar en la OCIE el contrato de estudios, la carta del banco, una copia del pasaporte y la application form. Vale, a lo mejor no es tanto, pero si en la web y en la reunión te dicen que tu tutora es X y vas a hablar con ella a su tutoría y no está; te pones en contacto por correo y te dice que ella no es; vas a la OCIE y siguen insistiendo en que es ella; vas a verla en persona (cuando, por suerte, consigues que aparezca en horario de tutorías) y te vuelve a decir que no es; vuelves a la OCIE y dicen que es verdad, que ella no es, que es Y; pero resulta que Y tiene tutorías el mismo día que X, es decir, una vez a la semana, por lo que te toca esperar a la semana siguiente... ¿quién no se estresa (por no decir otra cosa) con eso?

Bien. Pues al final conseguí hacerme con el tutor, arreglar los papeles y llevarlos a tiempo. El contrato de estudios lo “apañamos” más o menos bien. Tampoco puedo pedir más, ya que voy a una universidad donde no hay T/I. Pero la verdad es que irse a estudiar a Estados Unidos es un chollo en lo referente a la equivalencia de créditos (no de asignaturas): un crédito de allí son dos créditos de aquí. Es decir, yo voy a cursar 4 asignaturas (entre 14 y 16 créditos) y me las van a convalidar por 8 (entre 28 y 32 créditos).

El siguiente paso era esperar a recibir el pack de información que envían a todos los aceptados en Alfred. Tardaron un mes aproximadamente. Cuando lo tienes en las manos, vuelta a empezar con papeleos y trámites.

Pedir cita con el médico para rellenar todas las health forms (para lo que acabarás yendo unas 10 veces al ambulatorio y enviando unos cuantos correos para saber si te hacen falta más vacunas o no, que, por cierto, si te las tienes que poner y no es la temporada, te cuestan un ojo de la cara); activar la cuenta de correo nueva; buscar un seguro que cumpla los requisitos (en el IVAJ hay algunos que no están mal); buscar vuelos; sacar el visado...

Este último “trámite” es, posiblemente, el que más cuesta. Para empezar, DS-2019 en mano, hay que llamar a la embajada estadounidense, que está en Madrid, y pedir cita para un visado J-1. Cuando ya sabes qué día tienes que ir, porque tienes que ir, no hay otra forma de sacar el visado, toca rellenar los formularios: el
DS-160 (que resulta que es nuevo y sustituye al DS-156 y al DS-158; lo tienes que hacer on-line y ¡es un lío! Ni se te ocurra llegar a la embajada sin el papelito, porque te toca perder tiempo (y dinero) en un ciber para rellenarlo) y, si eres chico de entre 16 y 45 años, el DS-157. También hay que pagar la SEVIS (unos 150 €) y hacer un ingreso en el BSCH (otros 115 €). Sácate una foto de 5x5 cm. Si no encuentras dónde, no pasa nada, en la embajada te la puedes hacer por el módico precio de 4 €. Llévate también todos los papeles que tengas sobre el viaje, por si te los piden, aunque puede ser que ni los miren. Si no vives en Madrid, tienes que ver cuál es la mejor opción para desplazarte. Yo tuve la suerte de encontrar un vuelo barato con Ryanair.


Al final, tanto papeleo y tanta tontería para que luego entres en la embajada (si tienes todos los papeles, sino no te dejan; además, no puedes entrar ni mochilas ni bolsos grandes), te den número y a esperar. Te llaman por primera vez para entregar los papeles. A esperar. Te vuelven a llamar para que des las huellas dactilares. A esperar un poco más. La última vez que te llaman se supone que te hacen una “entrevista” (que a lo mejor es una pregunta solo) y te dicen si te conceden o no el visado. En total has perdido unas 2 horas ahí dentro para “eso”. A los dos días te llega el pasaporte con el visado. Eso sí, prepara dinero, porque lo envían a contrareembolso.

Pues bien. Esto es solo una parte de todo lo que hay que hacer. Digamos que es la parte más "española". Aún queda bastante, pero eso lo dejo para otro día.


*We're Off to See the Wizard

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