Long Time Coming

Hace más de una semana que salimos de casa y ya hace unos cuantos días que estamos “instalados” en Alfred. Pero, para llegar aquí, el viaje fue largo. 

Empezó en la estación de trenes de Valencia. Cargada con dos maletas y la mochila me subí al tren con destino Barcelona. En Castellón se unió Juanan y tras un par de horas más de viaje, llegamos a Barcelona Sants. De ahí cogimos un cercanías al aeropuerto. 

Mientras esperábamos a que nuestro vuelo estuviera disponible para facturar, pesamos las maletas y las “enrollamos”, que el viaje era largo como para tentar a la suerte. Al poco tiempo se nos unió Bea y entonces descubrimos que ese día a Nueva York volábamos 3 personas en vez de 4 (cosas que pasan). Una vez facturadas las maletas (por las que nos querían cobrar 80 euros de sobrepeso) y con el billete en la mano (que les costó unos 20 minutos sacar), nos dimos una vuelta por el aeropuerto, para hacer un poco más de tiempo antes de pasar el control de seguridad.

Ya “dentro” del aeropuerto cenamos (un sándwich que nos costó unos inmerecidos 5 euros) y después embarcamos en nuestro primer vuelo. A cada uno nos tocó en una punta del avión. 

El vuelo, a Dublín, fue corto y lo pasamos durmiendo. Al llegar a la capital irlandesa (a la 1 de la madrugada), en la que hacía más frío que en el Polo Norte, fuimos a que nos dieran los billetes del siguiente vuelo. Como estábamos cansados (y congelados) decidimos quedarnos en el aeropuerto y no hacer una escapada nocturna. 

Los controles de seguridad abrían a las 3, así que nos tocó esperar un par de horas, que las aprovechamos, de nuevo, para (mal)dormir. Cuando por fin pudimos entrar, encontramos un par de “sillones” cerca de la puerta de embarque, que se ve que estaban ahí para hacer masajes o algo por el estilo, pero como no nos dijeron nada, ahí nos apalancamos y reanudamos nuestro sueño. 

Varias horas después, cuando vimos que ya había movimiento, nos dirigimos a la puerta de embarque. Intento fallido; resulta que no hay bastante con la DS-2019, con el pasaporte, el visado y la declaración de lo que llevamos encima, sino que hay que rellenar también el I-94. 

Con todos los papeles completados, nos enviaron a una zona en la que había policías estadounidenses haciendo entrevistas y poniendo lo que fuera necesario en los papeles (cuños, firmas, etc.). Después de plasmar tus huellas (literalmente) y dejar que te hagan una foto [en la que no puedes salir muy bien tras estar 6 horas durmiendo en posición de todo menos cómoda], nos enviaron a una sala en la que estaban todos los que iban a Estados Unidos.

Finalmente, y tras esperar casi un par de horas más, nos dejaron embarcar. El avión era de los grandes (un boeing 330), con filas de 2-4-2 pasajeros y pantalla táctil individual a la que se le unía un mando. 

Para hacernos el viaje más ameno, podíamos ver películas (varias de estreno), series, documentales, programas, escuchar música, jugar, etc. La comida no estuvo mal; nos ofrecieron un aperitivo, una comida “fuerte” y una especie de “merienda/desayuno” (según el país desde el que se mire la hora). El vuelo, que se hizo un poco pesado, duró 7 horas aproximadamente, por lo que llegamos a JFK poco antes de la 1 de la tarde (hora local). 

Recogimos las maletas sin incidentes [menos mal] y nos dispusimos a buscar transporte que nos llevara al apartamento. Encontramos un bus que nos acercaba a Grand Centrar Station y lo cogimos. 

De ahí, un taxi nos llevó al apartamento. No tenía ascensor; por lo que tuvimos que subir cinco pisos de escaleras irregulares cargados con las maletas. Una chica nos esperaba para enseñarnos el lugar que, por cierto, no estaba nada mal: dos habitaciones con cama doble, baño y una cocina con un sofá cama. Además, teníamos llamadas a fijos gratis e Internet (gracias al wifi del vecino). Las chicas nos quedamos con las camas, los chicos, con el sofá. 

Desde el día de nuestra llegada, jueves 12, hasta que cogimos el bus con destino a Alfred, el domingo 15, no hicimos más que andar por las calles de Nueva York. Creo que nunca en mi vida he andado tanto en tan poco tiempo. Pero mereció mucho la pena. 

Puedes leer nuestros recorridos y aventuras por la ciudad que nunca duerme en la siguiente entrada.

Comentarios

  1. vanesaaaa!!!! qe tal callejera viajera?!?!, bueno s una pregunta un poco tonta despues de leer la ultima ntrada, me da ke estas bastante bien.....x aqi todo esta mu normal,el sabado fueron las paellas (imaginat el panorama) y carlos invento una nueva mezcla a base del arxiconocido J.C. y limon y nada (s una marca d zumo d limon d aqi d españa,si, d ese sitio k tanto t gusta...no, Los Angeles no es...no,Nueva York tampoco...ni Mahuella...si, eso, España) y ayer fuimos al foster x el cumple de silvia (aun no m puedo abroxar los pantalons...).i nada,yo segire tus avnturas x aqi (internet sirve para algo mas q para dscargar cosas...muy interesante...) disfruta de tu stancia en Alfredo,no aprendas muxo y traeme un llaverito :-).

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