Notes From a Big Country

Bueno, bueno. Pues a lo tonto a lo tonto, hace un mes que llegué a Alfred. La verdad es que he perdido totalmente la noción del tiempo; a veces me parece que hace años que me fui, a veces me parece que ayer estaba en casa. Weird

En el tiempo que llevo aquí he observado muchas cosas. Recuerdo que el día de la reunión dedicado a nuestra licenciatura, Juanma (mi tutor... aunque no dé señales de vida) dijo que la cultura americana era muy distinta a la nuestra. “Sageraaao” pensé yo. Pues ahora puede que le dé la razón [en parte]. 

Bien, pues, pa que veáis, ahí van unas cuantas curiosidades (por llamarlo de alguna forma), algunas de las cuales no tienen por qué estar relacionadas con la cultura. Hay un remix de cosas de aquí, Alfred, otras de Nueva York y otras en general. Las hay buenas, malas y algunas que ni fu ni fa. Ahí van...

Si queréis aprender ingles, New York City no es el destino apropiado. En cualquier rincón de la ciudad te encuentras a alguien que habla español. Y no te esfuerces en hablar en inglés con ellos, porque una vez te han oído hablar en español, ya no hay vuelta atrás. Hasta las máquinas que venden los billetes de metro están en español. 

Hablando de metros. Yo creía que los de París eran largos, ¡ja! El metro de Nueva York tiene 10 vagones. Eso sí, como el tren de mercancías que vi en Toronto (aquía podéis leer la aventura) no hay nada: ¡40 vagones! Y no sé si los conté todos, pero juro que no iba borracha.

Cuando llevas tiempo viviendo aquí, te acostumbrás a no girarte cada vez que oigas el pito de un coche. Al final aprendes que cuando los cierran, en vez de iluminarse los intermitentes como pasa en España (o no hacer nada), suena el pito. 

Es domingo y ¿qué pasa los domingos? ¡Que hay paella para comer! Ah, no, aquí no... Bueno, pues como aquí no la tienes, te entra mono y quieres hacer una, o por lo menos intentarlo. Además, así le demuestras a los estadounidenses que como la comida española no hay nada. 

Vas a la nevera y te das cuenta de que se te ha olvidado comprar... bajoqueta, por ejemplo [ya te vale]. Pues no problem. Aquí los domingos está todo abierto. Y con todo quiero decir todo. Otra cosa es que encuentres lo que buscas, pero bueno, por lo menos tienes la oportunidad de buscar.

Para algunos Nueva York es una ciudad glamurosa (¿?) y por eso no se puede permitir que haya contenedores de basura por las calles (al menos visiblemente). Es mucho mejor que a partir de las 7-8 de la tarde las aceras se empiecen a llenar de bolsas de basura a la espera de que pase el camión y las recoja [supongo, porque nunca lo vimos]. Eso sí, cada cosa en su bolsa, que hay que reciclar. 

Si algún día te despiertas y no sabes dónde estás (puede pasar en estos casos... de hecho, el otro día mirando por la ventana, medio dormida, creía que estaba en mi casa), sal a la calle y alguna de las muchas banderas que hay en las casas (y en lo que no son casas) te recordará tu ubicación.

Se nota que la sanidad es cara. Hay que evitar por todos los medios ir al médico. Por eso no es de extrañar que te encuentres a gente (sobre todo deportistas; aquí el deporte universitario es un mundo aparte) que vayan con una bolsa de hielo (o varias) en cualquier parte del cuerpo. Pero cuando digo bolsas, me refiero a literalmente la bolsa de hielo entera. Que te haces un esguince: hielo; que se te disloca el hombro: hielo; que se te abre la cabeza: hielo. Es mucho más barato, donde va a parar. Seguro que gastan más hielo en eso que en cubatas.

Pero ahí no acaba la cosa con la sanidad. No hay bar, restaurante, cafetería o, en definitiva, cualquier lugar en el que se venda comida, en el que no haya un cartel con las instrucciones de cómo evitar que alguien se ahogue a causa de un mal bocado o de cómo hacer una reanimación. En algunos de estos locales tienen hasta minidesfibriladores. Ya te puede dar un ataque al corazón un poco más tranquilo.

Por cierto, si vais en busca de aspirinas, una pomada o cualquier tipo de medicamento, no cometáis el error de entrar en una “pharmacy”, porque eso tiene de todo menos medicamentos. False friend

Ahora, pensad en guiris. ¿Qué os viene a la mente? Calcetines y chanclas, ¿verdad? Cuando los vemos así en España decimos “¡qué gente más rara y poco a la moda!”. Pues estamos equivocados. Aquí eso se lleva. Sí, sí, en serio. 

Para no destacar, antes de salir de casa hay que subirse los calcetines hasta que no den más de sí (lleves pantalones cortos, largos, piratas...). Pueden ser del color que quieras, no tienen por qué ir a conjunto con nada. Luego, ponte chanclas; si puede ser de las “de dedo” mejor, que cueste meter el pie. Si llueve no pasa nada. Se ve que los calcetines de aquí tienen un sistema de repelencia que evita que se te mojen los pies cuando lleves chanclas [nos llevan años de ventaja]. Si resulta que te vas a correr o a hacer algo para lo que necesites zapatillas, te las puedes poner, pero recuerda, los calcetines siempre subidos al máximo. Si prefieres ir un poco más cómodo, pues nada, te pones las zapatillas de ir por casa, ¿qué hay más cómodo que eso?

Pero esperad, que hay más cosas sobre “moda”. Si un día te levantas y dices: “hoy me apetece ponerme pantalones cortos”, acabarás poniéndote pantalones cortos. Da igual el tiempo que haga, si te has levantado con ese capricho, ¿quién te lo va a impedir?, ¿los 14 grados bajo cero? ¡Pues no! Tú ponte pantalones cortos; luego te pones una sudadera de la universidad (que se ve que están hechas del mismo material que los calcetines, que repelen el frío, la lluvia y todo lo que le eches encima) y ¡yasta! Pero recuerda: chanclas y calcetines.

¿A que a todos nos cuesta levantarnos a las 7 de la mañana para desayunar, cambiarnos, arreglarnos...? Pues no pasa nada. Si quieres te puedes levantar un poco más tarde y puedes ir a clase con el pijama (así lo puedes combinar con las zapatillas de ir por casa), nadie te va a mirar mal.

Claro, con clase a las 8 de la mañana, tú en pijama, calentito, agustito... te entra la modorra enseguida. Si quieres evitar dormirte y se te ocurre entretenerte pintando los cuadraditos de la última hoja de la libreta, no puedes. ¿Por qué? Porque las libretas cuadriculadas ¡no existen! Bueno vale, sí que existen, pero, aparte de ser de cuadrados grandes de esos feos, son más difíciles de encontrar que una aguja en un pajar. Aquí les van las libretas de rayas.

Debe de haber habido un cambio en la versión inglesa de la RAE (y yo no me he enterado), porque cuando dices thanks/thank you además de contestarte, a veces, you are welcome, que es lo más normal y lógico y lo que te enseñan desde que vas a primaria, ahora se ve que hay que contestar yes/yeah/ya. Es como... no sé “-Gracias -Sí”; “-¿Qué hora es? -Está lloviendo” “-¿Cómo te llamas? -Venga, venga, fiesta, fiesta.”.

Por hoy no hay nada más que añadir. Se me escaparán cosas, seguro, pero, a lo mejor, es porque ya las veo hasta normales y todo. Pero bueno, iré recopilando y ya os contaré más adelante ;)

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